dimecres, 9 de març del 2011

Capítulo 10. Economía de Hispania romana II: artesanado, comercio y vías de comunicación. Régimen fiscal y política monetaria.


I.                   El artesanado urbano

A partir Augusto la extensión de la ciudadanía latina dio lugar a la aparición de nuevos hábitos y nuevas formas de comportamientos y nuevas costumbres en los elementos cotidianos. Y uno de esos hábitos afectaba a los servicios de mesa y vestimenta: aspectos  físicos relacionados con el comportamiento de la vida cotidiana. Las modas tradicionales fueron sustituidas por los nuevos modelos que venían de Italia primero en Hispania y luego en el resto de Occidente.

      Esa moda es la mayor agresión histórica es la mayor que pudo sufrir la economía indígena, puesto que llevó a la ruina a la mayor parte de la artesanía indígena. Se sustituye por productos estandarizados. El sector más afectado fue el de la alfarería, ya que era la base material no sólo de la vida cotidiana, sino también del transporte de mercancías, y del almacenaje de la producción industrial. Esto hace que cuando esa alfarería tradicional entra en competencia con productos importados que sustituyen a los viejos con mejor calidad y precio muchos de estos talleres locales desaparecieron y sólo aquéllos que supieron adaptarse lograron subsistir. Hubo miles de alfareros locales que debieron cambiar su actividad económica y otros pasaron a ser dependientes de talleres

      La raíz de todo este proceso se encuentra en la ciudad italiana de Arezzo, que desde tiempos de César, con la irrupción de la terra sigillata aretina, por primera vez utilizaba hornos por encima de 1.000º incluso los 1200º y permitía vitrificar los barnices de las piezas (más higiénica), y empezaron a difundirse rápidamente. Además, Arezzo es el primer centro urbano del mundo antiguo, con reparto de tareas, con especialización, con una organización del trabajo que reduce los costos. Reventó el mercado, y además ese nuevo producto se fabricaba a molde (no a torno). Ese producto dio lugar a un artesanado urbano que empezó a fabricar de forma mimética y a la fabricación local en Hispania de recipientes de calidad similar, que son la mayor actividad artesanal de las ciudades a partir de tiempos de Augusto. Desde el punto de vista comercial los tres principales talleres que conocemos:

  1. Tritium Magallum (actual ciudad de Tricio) à mayor centro producto de toda Hispania y la tradición gálica de la de Graufensenque. Su época de apogeo es la época flavia.
  2. Andújar à sigue siendo uno de los mayores centros de producción
  3. Bronchales (provincia de Teruel) à desde el punto de vista técnico es poco importante, pero es el ejemplo práctico de cómo reaccionaron los talleres locales. Son talleres ibéricos de enseguida se decidieron a emular los productos de Arezzo.

Ese artesanado local, para dar una imagen de romanizad, a esos grupos sociales que se acaban de integrar se extiende también a ámbitos domésticos, como la iluminación y sobre todo el ámbito de la arquitectura. Destacan las llamadas “antefijas” huella de romanización física que consiste en una teja que en la parte delantera tiene un rostro soldado que sirven como elementos decorativos de los frontales de los tejados.

II.                Industria y manufacturas. La producción de elementos suntuarios.

Desde época julio-claudia empezaron a importarse elementos suntuarios que correspondían ya a grupos privilegiados con alta capacidad adquisitiva que demandaban objetos de lujo como los que en esos momentos existían en las viviendas senatoriales. Eso hace que empiece a fluir por los puertos del Mediterráneo Insular un conjunto de mercancías de lujos concentrados en talleres especializados y la PI es el centro de recepción de artistas y artesanos especializados en la fabricación de objetos y en la elaboración de mosaicos: artesanos especializados en facilitar a las élites locales los productos que los diferenciaban.

            Es la época en que aparecen los mosaicos, los estucos, que son demandas de una élite cada vez más adinerada y más diferenciada desde el punto de vista económico, de tal manera que hay una élite con alto nivel adquisitivo. Hispania se convirtió en uno de los mejores mercados del Mediterráneo para este tipo de productos. L élite hispana fue derrochadora y aficionada al lujo. Estos trabajadores son artesanos itinerantes, que se mueven por todo el Imperio Romano y que llevan con ellos los objetos ya producidos o los modelos que saben hacer, llevan unos catálogos de todo lo que saben elaborar en los que se encuentran los modelos iconográficos de la mitología griega y latina, etc. Estos artesanos itinerantes llevan modelos que se  conocen como “cartones”.

            Hay también una nueva moda en el vestir. La romanización destierra los vestidos y ropajes tejidos con fibras de cáñamo y se extienden las telas fabricadas con hilaturas de lana y con linos, es decir, productos que responden a formas de vestir propias de Italia, y con ellos objetos asociados al uso de las togas, como son las fíbulas.

III. El sistema fiscal
1. El stipendium de la conquista

Toda la PI a partir del momento de la conquista pasó a ser Ager Publicus, y de éste se fueron separando los espacios desainados los espacios asociados a colonias y municipios a medida que se iban asignando. Y el resto del suelo siguió en manos del Estado Romano, de manera que los indígenas que anteriormente habían sido propietarios y que no estaban dentro del municipio o colonia pasaban a ser arrendatarios y pagaban el stipendium (poblaciones estipendiarías). Ese terreno en el uso, pero no en propiedad se fue reduciendo a medida que iban creciendo los municipios y colonias y empezó a desaparecer el año 73/74 d.C. y definitivamente el 212  d.C. El stipendium se pagó durante casi todo el tiempo anterior a Augusto se pagó en especie, y sólo después se empezó a pagar en plata.

Ese stipendium estaba en relación no con la superficie, sino con la producción y era del 5% sobre los beneficios de los campos (la vicésima parte, por eso ese impuesto se llama la vicésima). A pesar de todo es una carga ligera, puesto que en Sicilia es del 10% y en Oriente llega al 15%.

El sistema de control de la producción agrícola que daba lugar al pago del stipendium fue muy regular en época de César, las ciudades acuñan moneda de plata para ese pago o contribuyen con lingotes. Pero desde época de Augusto las ciudades estaban obligadas a realizar censos que sirven para elaborar los impuestos.


2. Los impuestos de herencias y sucesiones

Desde época de Augusto se estableció todo el catálogo de impuestos directos e indirectos que afectaban de forma indistinta a todas las ciudades. Los principales:

- Impuesto sobre las herencias (vicessima hereditatum) à eran del 5%
- Manumisiones à cuando un esclavo era manumitido el patrón estaba obligado a pagar una cantidad al Estado, así como si lo hacía libre, pagándose la vicésima de la libertad
- Impuesto sobre el valor de las mercancías que entraban o salían por los puertos que  se justificaba porque se daba seguridad al transporte marítimo y ése se cobrara en el embarque o desembarque, siendo muy desigual (en el Adriático 10%) y en Hispania el 2 ó el 3%.
- Impuesto especial que se utilizó sólo de forma ocasional à el aurum coronarium que debían pagar todos los ciudadanos con motivo de la llegada al trono de un emperador (pagaban un áureo). Era una práctica tan impopular que dejó de crearse en tiempo de Augusto, pero se siguió aplicando a los miembros de las élites: un áureo por familia

            Éstos eran el sistema norma, pero también hubo territorios hispanos que no disponían de recursos para pagar esos impuestos, o bien que el valor de las mercancías que pasaban por puerto no eran suficientes, de tal manera que le Estado romano para evitar que algunas zonas quedaran sin tributación estableció tributos especiales que quedaban a la discreción de los gobernadores provinciales. Así las poblaciones claramente excedentarias en un  producto se veían grabadas con un impuesto para quedar en igualdad de condiciones. Ejemplo: la cochinilla en Baleares (base de todas las pinturas de tejidos) y en lugar de contribuir las islas en moneda pagaron con cochinilla.

            Todas las ciudades estaban sujetas a tributos, pero esta igualdad no respondía a las igualdades o a las condiciones climatológicas, situaciones que hacían que los campos produjeran menos. El Estado romano fue totalmente sordo de las solicitudes de inmunidad fiscal que planteaban las ciudades cuando tenían dificultades y lo único que permitió es que un ciudadano asumiera de forma personal el pago en nombre del resto de los vecinos, de manera que el pago de impuestos se convirtió en un fenómeno de mecenazgo.

4.      Recaudación y funcionariado

El sistema de recaudación fue variando a lo largo del tiempo y Roma promovió que fuera un mecanismo arrendado a gente especializada. Es decir, no hubo recaudadores desde el punto de vista funcionarial, sino que eran servicios externos que las ciudades o el Estado ofrecían en arriendo a empresas  particulares. La palabra “locatio” representa al arriendo (arriendo = locatio) y esa locatio fue el sistema de recaudación habitual para época republicana.

Dentro del Estado había funcionarios especializados que llevaban el control de ese control impositivo (cuestores), pero la recaudación se hacía a través de particulares.

En tiempos de Augusto ese sistema cambió, porque el Estado derivó hacia los municipios y las colonias la responsabilidad de cuantificar su carga fiscal y la responsabilidad de la propia recaudación. Dejó de ser el Estado el que organizara el arriendo de los tributos y fueron las ciudades las que asumieron y estaban obligadas por ley a cuantificar cuánto se debía pagar. Esto significó que dejó de ser una recaudación individual y pasa a ser colectiva. El sistema estaba controlado por los procuradores. Esas recaudaciones colectivas se ingresaban en el organismo recaudatorio que se llama fiscus, pero que tenían un nombre técnico, el aerarium civile. Pero excepcionalmente se podía imponer a las ciudades una tributación especial para el sostenimiento del ejército que es el aerarium militare. Ese erario militar en determinados momentos de su historia optó por no recaudar moneda o plata, sino recaudar bienes de consumo. Cuando el erario militar recauda en especia entonces hablamos de annona militar.

            Con respecto a los abusos conocemos muchos ejemplos y la más interesante huella es la carta del emperador Tito a Manigua (79 d.C.) que cuenta lo que había pasado con un recaudador de impuestos y arrendó el servicio a un recaudador profesional, pero como la ley no se lo permitía la ciudad exigió a este señor la entrega de un aval altísimo para asegurarse de que este recaudador entregaría lo recaudado (50.000 sestercios). Pero una vez cumplió con su trabajo, pero la ciudad no podía pagarlo y el emperador pasando primero por el procurador provincial y luego acudieron al emperador.

IV. La emisión de moneda
1. Etapas y zonas de amonedación
2. El fin de las acuñaciones hispanas

Una de las prácticas obligatorias para el pago de impuestos era la emisión de moneda, que se podía cuantificar adecuadamente. La mayor parte de los centro urbanas, en consecuencia, organización un sistema de emisión monetaria que se conocen como “emisiones hispanoromanas”, acuñadas en la PI en época de Augusto que tuvieron como objeto el pago de impuestos y que responden a estándares romanos. Esas acuñaciones empezaron en un gran número de centros, pero se fueron reduciendo hacia la antigua Celtiberia, puesto que los territorios béticos empezaron a utilizar moneda romana. El número de las cecas fue decreciendo desde las 40 iniciales en Augusto hasta las 8 de tiempos de Calígula y cierran todas con Calígula excepto Ebusus.

3. La tesaurización y la vida política

El fin del sistema de organización tributaria hizo que desde el principio se extendieran los tesoros domésticos, ocultaciones de moneda realizados por los ciudadanos para asegurarse. Esas ocultaciones se conocen en todo el Mundo Romano, y son especialmente importantes en zonas con inseguridad jurídica o militar y sabemos que son tesoros domésticos  y en el momento del hallazgo el aspecto físico es el de las monedas guardadas en bolsas de cuero. A veces esos tesoros tienen cantidades medias y en esos casos hablamos de monederos en vez de tesoros. Un jornalero ganaba en época de Cicerón 12 ases diarios, pero un pan en Pompeya valía 2 ases. Unos 25 HS se gastaban en viajes.

                                   martes, 07 de abril de 2009


V. El gasto público

1. Niveles de gasto y endeudamiento municipal


Además de los datos de la economía individual en las ciudades de la Hispania romana una de las preocupaciones más importantes fue el gasto público. La conversión a colonias conllevaba la condición física para adaptarse a la vida romana. Esto hizo que las ciudades de Hispania se vieran embarcadas en una vorágine de gastos. Todos sus excedentes debían dirigirse a esta inversión. Las ciudades tuvieron que echar mano de todo tipo de soluciones para financiar las obras públicas. Tenemos muchas cifras de los costes de esos edificios y sabemos que un edificio de tipo medio venía a costar unos 10.000 HS (excepciones hasta 100.000 HS).  Hay que recordar los munera. A pesar de todo obtener este dinero fue prácticamente imposible en algunos casos, de manera que las ciudades se convirtieron en centros de recaudación masiva y regular. Además, eso no impedía que las ciudades siguieran su proceso de desarrollo, de manera que el Estado quiso intervenir, y creó un sistema controlado por el Estado y contrató a administradores para controlar el gasto público. Esa fiscalización del Estado se hizo mediante los curatores, que son funcionarios del Estado cuya misión era controlar las finanzas locales. Los curatores son una realidad en tiempos de Marco Aurelio, lo que indica que ya por esas fechas las Haciendas locales estaban pasando por dificultades.

2. Liberalidades y evergetismo


Para hacerse cargo del desarrollo de las ciudades lo habitual fue echar mano del evergetismo o mecenazgo cívico, un sistema mediante el cual los miembros de las élites locales financiaban los grandes edificios urbanos para conseguir el respaldo de sus conciudadanos. Esa inversión se conoce con el nombre de evergetismo. Ese sistema deriva de la tradición griega de época clásica. El inconveniente era que se encargaban de la construcción, pero no del manteamiento diario del edificio, lo cual recaía en las finanzas públicas. Esto se podía convertir en un inconveniente para Haciendas locales ya asfixiadas, de manera que desde tiempos de los emperadores flavios se estableció que las donaciones fueran previamente autorizadas por los decuriones (senado local).

A pesar de todo la construcción en las ciudades de Hispania fue decayendo progresivamente a finales del siglo II, es decir, en tiempos de los Antoninos, porque la asfixia económica de las ciudades era paralela a la que sufría el Estado en esos momentos.  La actividad edilicia en las ciudades se ve afectada de forma directa y se dejan de construir edificios, que tiene su momento más crítico en época de Marco Aurelio. ¿Por qué afecta de manera directa a las Haciendas Locales? Porque decayó también el interés de los particulares por acceder a las magistraturas y estas élites dejaron de invertir en obras públicas, de manera que prácticamente se paralizó. Se puede decir que a finales del siglo II el régimen urbano inaugurado por César o por Augusto fracasó desde el punto de vista económico y alcanzó su momento crítico. La ciudad como modelo económico se hizo absolutamente inviable, y la falta de un sistema establecido para municipios y colonias se demostró que el modelo creado con anterioridad era inservible si no contaba con el mecenazgo cívico y eso hizo que la ciudad antigua entrara en una crisis y se detuvo el crecimiento físico de los espacios urbanos y muchas ciudades tuvieron incluso que abandonar algunos edificios públicos para lo que no tenían medios de mantenimiento. Algunas ciudades habían alquilado teatros y anfiteatros para instalar en ellos talleres y se convirtieron en rediles de ganado (s.III).


VI. Comercio interior y exterior

Toda la producción de materias primas de la PI salía a través de los puertos, sobre todo los de Cádiz y Cartagena, que fueron los que se encargaron de la exportación. Con el exclusivo objeto de aprovechar las materias primas esos recursos naturales salieron de forma masiva por esos puertos y el trigo, vino y aceite concentraron toda la actividad exportadora. El porcentaje de manufacturas, sin embargo, fue mínimo.

            Junto a los puertos tradicionales de Cádiz y Cartago Nova hay dos puertos secundarios: el puerto de Sagunto y el puerto de Oyarso (actual Oiarzum, País Vasco). Es un puerto en el que las excavaciones han puesto en evidencia una infraestructura extraordinaria y es uno de los grandes puertos de exportación de la PI no citado por las fuentes antiguas.

Junto a estos puertos marítimos hubo una serie de puertos fluviales de importancia, de los cuales los más notables fueron los del Guadalquivir, que funciona como vía de exportación del aceite bético hacia Cádiz donde se embarca para llevarlo a Roma. Así, el Guadalquivir tenía multitud de puertos fluviales donde además se establecieron los puntos de control aduanero, por lo que en Cádiz sólo tenían que trasvasar las ánforas y así se evitaba hacerlo en Cádiz. Fueron punto de control de exportación y en las fuentes se habla de ellos como “el control”. E l más importante fue el control de Ilipa (Alcalá del Río, Sevilla) del aceite en Andalucía.

Además de la exportación del Guadalquivir se utilizó el Tajo y el Ebro. Sabemos por las fuentes antiguas que el Tajo era navegable en casi todo el tramo portugués y el Ebro según Plinio era navegable hasta Varea que está en las afueras de la actual Logroño. El puerto de Caesaragusta fue el más importante (Zaragoza).

Roma consumía cantidades ingentes de materias primas. Precisamente por eso el control de las rutas marítimas mediterráneas se hizo especialmente intenso en los itinerarios que conducían hacia esa ciudad de Roma en las que se construyeron los mayores faros con una especial vigilancia hacia la piratería y la infraestructura creada ha llegado a nosotros. De todos esos faros creados para garantizar el normal abastecimiento de Roma los más importantes fue el faro del Estrecho de Mesina (Sicilia) y el faro del Puerto de Ostia.

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