dimecres, 9 de març del 2011

Capítulo 11: EL EJÉRCITO Y LA VIDA DE HISPANIA.

1. LA PARTICIPACIÓN HISPANA EN EL EJÉRCITO ROMANO DE LA CONQUISTA.
1.1. Etnias y unidades.

            La Península Ibérica tuvo una larga tradición de reclutamientos y participación de tropas al servicio de ejércitos extranjeros. El mercenariado fue una práctica de supervivencia para las comunidades indígenas.

La más antigua referencia a la participación de tropas hispanas al servicio de Carthago se encuentra en toda la crónica de la II Guerra Púnica, cuando Aníbal y Amílcar incorporaron a lusitanos y celtíberos a sus ejércitos. Esos contingentes llegaron incluso a salir de la Península Ibérica y actuaron al servicio de Carthago, como por ejemplo indígenas hispanos en Sicilia, en islas del Egeo, etc. En las fuentes se hizo especial hincapié en la presencia de indígenas hispanos en Sicilia durante la II Guerra Púnica. Destaca el personaje Moerico, quien defendió la ciudad de Siracursa a las ordenes de Carthago frente a Roma.

A partir de la presencia romana en la Península Ibérica ese servicio con el ejército cartaginés se alternó con el ingreso al servicio romano. Pues no se trata de una relación de fidelidad, la mayor parte de la participación hispana fue un sistema de vida que no reconocía fidelidades políticas, en consecuencia, las tropas indígenas de la Península Ibérica entraron al servicio a Roma de forma habitual. 

1.2. Áreas de reclutamiento.

Las primeras tropas romanas que desembarcaron en la Península Ibérica fue en el 218 a.C., con Cneo Cornelio Escipión en Ampurias, quien procedió al reclutamiento de tropas en el área catalana quienes constituyen las primeros mercenarios hispanos al servicio de Roma, a partir de esta fecha dicho fenómeno fue imparable, lo que se repite en los dos siglos siguientes. Son participaciones de grandes grupos indígenas que habían hecho del mercenariado su forma de vida. Esto implica que las unidades étnicas de Hispania no se reconocían lazos de relación territorial entre ellas, no hay lazos de identidad ni regional, ni nacional. No había conciencia de unidad y eso hace que entren como mercenarios de manera indistinta en ejércitos cartagineses y romanos y ataquen a pueblos vecinos o a sus propios pueblos.

En tiempos de Sertorio hubo una participación casi igual de tropas mercenarias al servicio de este emperador romano. Plutarco nos da referencia numerosas sobre el servicio que le dieron los mercenarios. Sertorio carecía de tropas en Hispania cuando se enfrentó a Roma y sus únicos contingentes militares fueron contingentes locales. Esta práctica la heredarían César y Augusto para llevar a cabo sus guerras de conquista en la Península Ibérica. Durante la Guerra Civil de César hay tropas celtibéricas en los dos bandos, pues incluso llegaron a luchar entre individuos del mismo pueblos.

Todo esto cambia con las Guerras Cántabras. Según Estrabón a partir del 19 a.C. el reclutamiento de mercenarios se hizo sistemático. Pero la diferencia en este momento es que estas tropas mercenarias no van a intervenir en Hispania, si no que se las llevan a los conflictos que Roma tiene en las fronteras y las incorporan en el Ejército romano colonial. Augusto comenzó esta práctica, pero el mayor esfuerzo de reclutamiento de indígenas fue en tiempos de Galba, quien en su golpe de estado del 68 tuvo que incorporar a muchos indígenas para su marcha a Roma y optar por la sucesión de Nerón. En algún caso, los apelativos Flavia o Ulpia de las unidades reclutadas indican que el reclutamiento siguió en tiempos de Vespasiano, Domiciano y Trajano. Este fenómeno de reclutamiento parece interrumpirse en tiempos de Adriano. 

  1. LOS HISPANOS EN EL EJÉRCITO DESDE ÉPOCA DE AUGUTO.

2.1. Unidades auxiliares.

2.2. Ámbito de reclutamiento.

El alistamiento en las unidades auxiliares se convirtió en un medio de vida para las poblaciones locales hispanas después de las guerras cántabras, pues supuestamente después de 25 años de servicio en filas, los supervivientes obtenían las ciudadanía romana. Era un medio de vida para muchos colectivos.

Para alentar el reclutamiento masivo Claudio dictó una serie de leyes que oficializaban todo el proceso. El acceso a la ciudadanía tras los 25 años de servicio se convirtió en una ley, además esta ley decía que esa ciudadanía era extensible a todo el núcleo familiar. Este sistema tenía muchos riesgos: el principal riesgo es que muchos de estos mercenarios se saltaron la prescripción legal que les impedía contraer matrimonio durante el servicio en filas y les impedía tener descendencia hasta que no terminaran el servicio al Estado. Así pues, fue corriente que los soldados tuvieran parejas y descendencia, arrastrando a los familiares de campamento en campamento. Se desplazaba el ejército y detrás de éste se desplazaba un contingente civil con caravanas. Así pues, donde se asentaba un campamento militar se asentaba junto a éste un campamento civil, denominado Cánabas.

Al extender la ciudadanía a todos los descendientes y a todos los hijos nacidos de estos personajes durante el tiempo de servicio en filas, se extendía la ciudadanía a un gran número de personas. Esto hacía que el privilegio fuera menos exclusivo, puesto que desalentaba el reclutamiento ya que al ser tan numerosos los ciudadanos romanos que derivaban de las tropas muchos indígenas enviaban a un representante para que todos los miembros de la familia se convirtieran.

A la vista de las dificultades que hubo para aumentar el reclutamiento, en tiempos de Antonino Pío se realizó una reforma: la ciudadanía romana dejó de extenderse a los hijos nacidos durante el servicio militar, manteniéndose para los nacidos antes del servicio militar, al menos hasta el año 146 d.C. Cuando un indígena terminaba su servicio sus datos pasaban a un registro en Roma, custodiado en el Templo de Augusto y Minerva, en el foro romano, y se hacía constar en el documento que lo que se le daba al indígena era la copia de un apunte administrativo del control de ejército que tenía el Estado romano. Al veterano se le daba una plaquita donde aparecían los siguientes datos: el listado del cuerpo al que había pertenecido y de los cuerpos establecidos en cada provincia, el nombre y los títulos del emperador y los nombres de los cónsules del año. Esas dos placas se daban a los veteranos al término de los 25 años, por lo que podía circular libremente sin ser tachado de desertor y con el objetivo de que al llegar a su patria y al entregar ese documento a los magistrados locales se le diera la condición de ciudadano romano. Esas placas son un certificado de servicio en el ejército que permitía asumir la posesión de la ciudadanía. Estas placas se conocen como los diplomas locales llamados Diplomas de honesta misio = licenciamiento.

Los hispanos reclutados formaron tres tipos de unidades auxiliares:
-         Cohortes auxiliares: Infantería.
-         Alas auxiliares: Caballería.
-         Cohortes equitatas: infantería y escuadrón de caballería. (esta se puso de moda a partir de Vespasiano).

Estas unidades siempre estuvieron al mando de gentes de orden ecuestre. Esas
gentes de rango ecuestre siempre fueron denominados Prefectos.

            En la Península Ibérica se reclutaron los tres tipos de unidades, pero la mayor parte fueron Cohortes de Infantería, pues se reclutaba conforme a la tradición militar de cada pueblo indígena. Estas unidades siempre llevaban el apodo de la unidad étnica a la que pertenecían: arévacos, lusitanos, etc.

            Estas unidades auxiliares fueron casi siempre destinadas a los frentes de mayor intensidad bélica. El primer destino que conocemos a partir de Augusto fue la Costa dálmata y en general el territorio ilírico (destino inicial). En etapa Julio-claudia el destino fue el frente germano, el margen del Rhin (primera mitad del s. I). En época Flavia, en Germania y en el Bajo Danubio, convirtiéndose en destino preferente, donde se envió a la mayor parte de estas unidades (finales del s. I). Estos fueron los destinos preferentes, pero hubo otros destinos: norte de África y especialmente la Mauritania Tingitana. También hacia oriente: Judea, Syria o Egipto.

Con respecto a las etnias que formaron estas tropas, tenemos una lista de las que han sido descubiertas. Su estudio nos lleva a la Hispania de tradición céltica (lucenses, bracaros, lusitanos, celtibéricos, astures, cántabros, vetones....), no se recluta en las áreas ibéricas y tampoco las áreas conquistadas por Roma al principio (Bética). 
La arqueología nos demuestra que esta zona es donde el crecimiento demográfico es muy superior al resto de la Península Ibérica. 

  1. EL EJÉRCITO ROMANO EN HISPANIA.

3.1. Época de conquista.
3.2. La guarnición hispana desde Augusto.

-         Reclutamiento y renovación de efectivos.

            La frontera de Germania siempre estuvo en guerra y entre el fin de las guerras cántabras en el 19 a.C, se enviaron a esa zona un gran numero de esas unidades, al menos cuatro legiones, la I y II Augusta, V Alanda y IX Hispana. Con esta salida se ajusta la guarnición estable en la Península Ibérica, quedando reducida a tres regiones, la IV Macedónica, la VI Victrix y la X Geminia. Ese ajuste de tropas coincide además con una reorganización del ejército romano por la cual en el año 9 a.C quedaría reducido a 25 legiones, pasando a una segunda gran reforma después de la de Mario. Por tanto tendrá lugar una estabilización del ejército en todo el mundo, especialmente en España que queda restringidas todas a la Hispania Citerior y con un destino especifico, en la zona donde están los intereses económicos, el cuadrante noroccidental peninsular donde se encuentran las minas de las Médulas, el principal objeto a proteger por esas legiones.

-         Campamentos.

            Esas tres unidades estuvieron acampadas en diferentes lugares y también sabemos en qué momento salieron de la Península Ibérica. De la que mas datos tenemos es la IV macedónica. A medida que se iban creando se le asignaba un número y el nombre tenia que ver con algún hecho de armas o alguna actividad importante de la vida o mitología romana, por lo tanto muchas veces no tiene nada que ver con las propias unidades, la IV macedónica en concreto no tiene nada de macedónica y el numeral es la fecha de su creación. Estuvo acampada en la Península Ibérica, cerca de Reinosa en la provincia de Cantábrica y de Segisamo (Sasamón (Burgos)) y el epicentro de la actividad  donde se centran las tropas parece ser Herrera de Pisuerga en la provincia de Palencia. Estuvo en Hispania al menos hasta finales del gobierno de Calígula, saliendo de la Península entre el 39 y el 41 hacia Germania. De su presencia nos ha quedado muchos testimonios, la mayor parte son mojones que indicaban el limite de su territorio y con que poblaciones limitaba. Es un campamento gigantesco, de miles de hectáreas y tenemos muchísimos hallazgos cerámicos firmados por alfareros que trabajaban para la legión. Las legiones tienen mucho tiempo libre en la península ya que al terminar las guerras cántabras termina cualquier actividad militar y pasan su tiempo practicando la caza existiendo todo tipo de información en inscripciones de estas actividades de tiempo libre. Esta unidad tuvo asignada también la vigilancia del río Ebro y los puertos fluviales de dicho río, ya que era navegable hasta la ciudad de Logroño, teniendo una guarnición estable en dicha ciudad para garantizar un tráfico estable y seguro de estas mercancías.

            La segunda legión que hemos dicho que quedaba en la Península Ibérica es la X Geminia que también se encuentra en el cuadrante noroccidental. Participó en las guerras cántabras y durante éstas estuvo muy cerca del frente y su campamento estuvo en Asturica Augusta (Astorga). Sin embargo al terminar las guerras, pocos años después se la trasladó al sur a la provincia de Zamora, en Rosinos de Vidriales. Ese campamento está bien ubicado ya que se encuentran piezas como mojones muy bien conservados y gracias a estas piedras conocemos la ubicación exacta de la unidad, en Vidriales como hemos dicho antes. Técnicamente estaba fuera de la zona minera, puesto que ésta se encontraba mas al norte, es la unidad de retaguardia del frente septentrional para la vigilancia de las minas, vigilando el acceso a estas zonas. Sabemos gracias a los mojones que su territorio era pequeño en comparación con la primera legión que hemos nombrado. De lo que estamos seguros es de su fecha de salida de la Península Ibérica, en el 62 a finales del gobierno de Nerón, a Carnuntum.

            Poco a poco el contingente se fue reduciendo y solo quedaría la tercera legión, la VI Victrix, que a partir del 62 únicamente quedará esta en la Península Ibérica, después de tener mas de 20 legiones en Hispania. Tendrán un campamento permanente en la ciudad de León, promontorio entre dos ríos donde se encontraba el campamento de esta unidad.

3.3. Galba y la legio VII.

            Será ahora, en el año 68 cuando se produzca el golpe de estado de Galba contra Nerón y la VI Victrix apoyaría dicho golpe. Sin embargo, esa unidad era insuficiente para llevar a cabo los objetivos de Galba, un asalto sobre Roma y sobre Nerón, de tal manera que se realizaron nuevos reclutamientos y ajustes de tropas para acomodar el ejército a lo que necesitaba Galba. Esos movimientos son los que aparecen a continuación:

-         Reclutar nuevas tropas. El reclutamiento se hace en una nueva legión, denominada VII Galbiana, tropa con la que marcha Galba sobre Roma. Hay que tener en cuenta que la VI Victrix no entra en el conflicto contra Nerón.
-         La VI Victrix sigue en Hispania.
-         Vuelve a Hispania a la X Geminia.
-         Se recluta una tercera legión, la I Adiutrix.

            Por tanto, durante el periodo del golpe de estado vuelve a haber en la Península Ibérica tres legiones. Esta presencia masiva de tropas ha dado muchísimo de que hablar y ha sido objeto de muchas disputas en la historiografía, debido a que se encuentran en un territorio de retaguardia. Entre la información con la que contamos que nos permite saber lo que le llevó a Galba a fortificar y llevar tres tropas a la Península, tenemos las inscripciones que dicen que el estrecho de Gibraltar se convirtió en el 68 en uno de los puntos débiles del Imperio Romano e intentaron entrar tropas indígenas norteafricanas partidarias de los adversarios de Galba. De tal forma que Hispania tuvo una dotación extraordinaria de contingentes para hacer de tapón y evitar que el golpe fracasara. Durante el 68 quedan esas tres legiones y una vez terminado el conflicto, con la dinastía flavia esas legiones abandonan el territorio  y a partir del 69-71 Hispania pasará a no tener ninguna legión, lo que nos indica que la explotación minera se estaba realizando en condiciones pacíficas sin ningún problema fronterizo lo que permitía retirar la guarnición militar. Será la primera vez en la historia de Roma que no hay tropas romanas acantonadas en suelo peninsular.

            Esa hubiera sido la situación estable para las décadas siguientes si no hubiera sucedido un pequeño problema social, las legiones que se había llevado Galba, la VII Galbiana. Cuando el emperador muere pasa a ser un cuerpo del ejército mas, pero esa legión era poco habitual ya que estaba compuesta exclusivamente por hispanos que carecía de experiencia militar, soldados ocasionales para el golpe de estado. En el año 74, cuando esta legión estaba circulando en la zona de Germania, Vespasiano por un intento de mejorar las relaciones con los hispanos y facilitar la reconciliación de estos soldados reclutados a la fuerza, decidió que la VII Galbiana volviera a la Península Ibérica y los que quisieran volvieran a su vida civil. Pero esta legión ya no era la misma, habían muchos fallecidos y afectaron a muchas otras unidades que quedaron desmembradas y quedaban solo algunos efectivos, de modo que cuando vuelve a la PI ya no se llama igual y solo es una parte de lo que salió a lo que se añadirá trozos de otras legiones también desmembradas. Por ello se le calificará como VII Geminia, restos de varias unidades también diezmadas en el conflicto y en su cuerpo ya no solo hay hispanos, sino tracios, itálicos, africanos, etc. Esa legio VII vuelve a la PI y vuelve al campamento que fue de la VI Victrix en León, quedándose ya allí hasta el fin de su historia. Se convierte en la única guarnición para la Península Ibérica para los siguientes siglos, sin haber mas movimientos de tropas.
           
            Desde el campamento de León, la VII Geminia tuvo como actividad primordial el control de las minas de las Medulas, pero tuvo que sostener ocasionalmente otros centros de interés militar repartidos en el territorio peninsular que requería su presencia en determinados momentos. Cuando tiene que hacer frente a una contingencia fuera de su campamento, manda una vexillatio, contingente pequeño de una legión que actúa fuera de su espacio habitual. La VII Gemina tuvo que enviar varias de estas vexillationes a varios lugares de la península para hacer frente a conflictos ocasionales o prevenir riesgos. Entre el 74 y el fin del Imperio Romano surgen estas actividades:
-         Vexillatio de Denia. Es la que se encuentra acantonada en lo alto del Montgó hacia el 238, como guarnición costera frente a los adversarios del emperador Maximilio,
-         Vexillatio de Tritium Magallum. Protege la actividad económica de esta ciudad, garantiza el normal trabajo en los centros alfareros en la ciudad de Tricio. Esa guarnición es estable durante cuatro siglos aproximadamente.
-         Vexillatio en el área entre Gerona y Ampurias. Región extremo de Cataluña, hay que tener en cuenta que siempre se ha tratado de una zona donde han entrado tropas romanas durante siglos.
-         Vexillatio en el noroeste, en las propias minas de las Médulas, no cerca como es el caso del campamento de León. También será duradero durante siglos, servirá para supervisar la producción y sobretodo para hacerse cargo de la construcción de las infraestructuras necesarias para la explotación minera (important).

  1. UN EJÉRCITO SIN GUERRA.

            La legio VII Gemina, desde su acantonamiento en el siglo IV y durante los siguientes cuatro-cinco siglos, no tuvo apenas participación en hechos de guerra y se convirtió en una unidad destinada prácticamente al encargo de vigilar la producción minera del noroeste. De ahí la famosa frase de Patrick Le Roux, uno de los mejores historiadores especializados en la guerra: “la historia del ejercito hispano es la historia sin gloria de un ejército sin guerra”: define exactamente lo que ocurrió en la Península Ibérica que se encontraba volcada en construcciones y actividades civiles, muy lejos de cualquier actividad militar para la que se encontraba destinada. Esas actividades militares tan ocasionales en las que tuvo que participar la legio Gemina haciendo un recuento exhaustivo, solo podríamos situar cinco actividades militares que se encuentran a continuación:
-         A partir de las Guerras dácicas de Trajano (98-117), un contingente de la legio Gemina, conocidos como los Symmachiarii Astarum estuvieron con las tropas del ejército romano durante estas guerras.
-         Desde esa intervención no volvemos a saber nada de actividades militares hasta el 154. en tiempos de Antonino Pio se produjo un intento de segregación parecido al de Galba, con Cornelius Priscianus al frente. La legio Geminia apoyó a Roma para evitar el levantamiento de Priscianos
-         en tiempos de Marco Aurelio tuvieron lugar invasiones norteafricanas en la Bética de 171-172 y 177-180. Esta legión serviría para reprimir esa invasión.
-         En el 188 un pequeño contingente, a finales del gobierno de Cómodo, estuvo en los Pirineos para reprimir la invasión de Materno.
-         La siguiente intervención y última es la participación en la revuelta de Clodio Albino en 196-197 con Severo.

            La legión VII Gemina durante casi los cuatro siglos que estuvo en la Península Ibérica no solo llevó a cabo ingenierías civiles, sino que algunos de sus soldados fueron trasladados a Germania pero no para llevar a cabo la guerra, sino para construir otros campamentos de otras legiones. Se trataba de una guarnición al servicio de la actividad económica de Hispania. Esta actividad constructora, artesanal fue una característica común en muchas de las tropas acantonadas en nuestra península, y conocemos obras públicas llevadas a cabo por estas tropas que se desarrollaron entre tiempos de Augusto y el siglo II. En algunos casos se llevaron a cabo inscripciones que certifican que esas obras fueron realizadas por esas tropas, pero hoy por hoy se pueden hablar de seis obras del ejército:
-        Puente romano de Martorell
-        Faro de La Coruña.
-        Puente de Alcántara
-        Acueducto de Segovia.
-        Puerto fluvial de Cesaraugusta
-        Sistema de cloacas de Asturica Augusta.

  1. LA PARTICIPACIÓN HISPANA EN EL EJÉRCITO ROMANO.

            Contamos con dos referencias para la participación de los hispanos al ejército romano. Tenemos varios cientos de inscripciones en la que aparecen referencias a soldados de la legión VII Gemina, en la mayor parte funerarios de estos soldados que mueren en la PI. Gracias a ellas tenemos un registro del origen y estracción social de los hispanos que participaron en esa unidad militar y gracias a esos textos sabemos que una parte importante de las elites importantes de las ciudades de Hispania optaron por su integración en el ejército para cubrir los niveles intermedios de los puestos militares incluso que algunos de ellos llegaran a la dirección de esa legión. Por su puesto para ellos la legión fue solo un trampolín para puestos mas altos y como una forma de integrarse en el mundo administrativo de adquirir experiencia.

            Fuera de estos casos aislados, lo normal es que la legión VII Gemina fuera nutrida por soldados procedentes de las diferentes ciudades hispanas. Según la legislación romana de tiempos de Mario, los legionarios debían ser ciudadanos romanos, por lo que no podían integrarse indígenas ya que para ello estaban las unidades auxiliares. De tal manera que para los nuevos ciudadanos creados por la legislación de los flavios con la concesión del derecho latino por Vespasiano, el ejército fue sobretodo un medio de vida, que encontraban en la legión una forma de tener una salida profesional y económica en un momento donde no había una actividad comercial suficiente para toda la población. Se fomentó el reclutamiento de los nuevos ciudadanos y se convirtió en una actividad económica más. Se trataba de gente que no tenia una actividad económico definitiva que vieron en el ejército un buen ingreso, y una manera de salir adelante, convirtiéndose en un medio de vida. Ello explica que a partir de Vespasiano conozcamos miles de hispanos repartidos por todo el Imperio Romano, no solamente en esta legión, que son los nuevos ciudadanos que habían recibido el privilegio e integrados en el ejército. Recibiendo manutención, salario y al final un lote de tierras después de 25 años de servicio.

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